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ESPARTAL

Primer lugar en Concurso “TAC Festival 2025”

Arquitectura: Tomás García de la Huerta, Xaviera Gleixner, Florencia Galecio, Juan Gubbins, Eduardo Landia.

Producción: ArtWorks

De todas las ciudades de España, Alicante es la más soleada. Su clima, caracterizado por una alta humedad, escasas lluvias, inviernos suaves y veranos muy cálidos, se relaciona directamente con los materiales tradicionales de la región. Uno de los más representativos es el esparto, una fibra vegetal obtenida de la atocha y el albardín, utilizada desde la época fenicia por su resistencia y abundancia. Este material refleja la estrecha relación entre el clima y los intercambios culturales que han dado forma tanto al paisaje como a la identidad local. En el contexto actual de condiciones climáticas extremas, el Pabellón ESPARTAL surge como una propuesta arquitectónica que revaloriza el uso de esparto, fortaleciendo el vínculo entre el paisaje agrícola y la ciudad. Se propone un cielo suspendido de esparto que filtra la luz, creando una sombra espesa que proporciona confort térmico y modifica el microclima de la Plaza Arquitecto Miguel López.

El esparto, por su capacidad natural de formar densas matas, reduce la evaporación del agua y protege el suelo de la erosión. Los espartales generan sombra a nivel del suelo, favoreciendo la retención de humedad y sirviendo como refugio para plantas y animales pequeños en entornos semiáridos. Así, el esparto no solo actúa como una simple cobertura, sino que configura un microclima, potenciado por sus propiedades de movilidad y sonido, las cuales se reflejan en el pabellón. Tradicionalmente, el esparto se utilizaba para la construcción de cubiertas y sombreado en chozas y corrales, debido a la resistencia de sus fibras al sol y su durabilidad. Sin embargo, con la llegada de la producción industrial de plásticos, este fue desplazado, transformando sus usos tradicionales en objetos desechables y desvinculados del territorio.

El pabellón, mediante su uso, busca revertir esta obsolescencia, promoviendo un ciclo ecológico más amplio en el uso de los materiales y valorando la cultura material local, desde una perspectiva ambiental, funcional y simbólica. El pabellón se sitúa axialmente frente a Casa Mediterráneo, y la plaza, con sus juegos de agua, se complementa con Atocha, creando una estrategia climática integral. El espesor del cielo de esparto no solo filtra la radiación solar directa, sino que actúa como masa vegetal aislante, ralentizando la transferencia de calor hacia abajo, lo que genera un ambiente térmicamente más estable bajo el pabellón. Aunque el esparto esté seco, su masa vegetal aún influye en el microclima, absorbiendo la humedad del aire durante la noche y liberándola lentamente durante el día. Este efecto se complementa con las piletas de agua, aumentando la humedad relativa y mejorando la sensación térmica.

La combinación de sombra vegetal y agua reduce significativamente la temperatura de este espacio, mitigando el fenómeno de isla de calor en su entorno inmediato. El esparto, que refleja el árido espartal, traslada hacia la costa una memoria cultural vinculada a las actividades humanas que, a lo largo del tiempo, han configurado la economía, los modos de vida, creencias y la identidad de toda una región.

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